domingo, 18 de julio de 2010

LA HISTORIA DE MESSI

EL CASO DE LEONEL MESSI.
LEE ATENTAMENTE LA HISTORIA DEL FUTBOLISTA .
Biofármacos: remedios con futuro
Son proteínas humanas obtenidas por ingeniería genética. Revolucionaron el tratamiento de la diabetes, la hepatitis, el cáncer y otras graves enfermedades. Lionel Messi, el crack de la Selección de Fútbol, utilizó uno de estos medicamentos para alcanzar una estatura normal
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Domingo 9 de julio de 2006 | Publicado en edición impresa

Acaba de cumplir 19 años –nació el 24 de junio de 1987– y su figura fue una de las más repetidas en este campeonato mundial de fútbol. Mueve millones de euros por toda clase de contratos (por usar cierta marca de ropa, por promocionar yogures, zapatos, gaseosas, televisores…). Lo cierto es que para Lionel Messi poner en movimiento esta meteórica carrera fue posible gracias a un tratamiento que existe desde hace 25 años pero que la mayoría de la gente desconoce: la terapia con hormona de crecimiento humano (HCH), o somatotropina, una sustancia que la hipófisis produce en forma natural, pero que en algunas personas está disminuida y causa diversas alteraciones y enfermedades. Una de ellas, la baja talla.
Durante mucho tiempo, Messi fue llamado la Pulga, en honor a su rapidez de movimientos y a su brevísima estatura. Su caso no parecía ser tan grave ni responder a ninguna condición severa. Messi era, sencillamente, petiso. “De baja edad ósea”, en lenguaje médico.
Podría decirse que la carrera de este zurdo criado en un barrio del Fonavi, al sur de Rosario, se gestó cuando el crack decidió viajar detrás de este tratamiento, después de que alguien sugirió que la administración de la hormona lo ayudaría a crecer. A los 13 o 14 años, cuando otros ya habían pegado el clásico estirón de la pubertad, el entonces cebollita del baby Newell’s (el club de sus amores) medía poco más de 1,40 m. Después de jugar desde el año 1994 hasta el 2000 en ese equipo rosarino, y tras un brevísimo pasaje por River, los directivos del club Barcelona ofrecieron a la familia Messi hacerse cargo del tratamiento con la hormona de crecimiento humano, que ascendía a más de 1000 dólares por mes y que aquí ningún otro club podía (o quería) pagar. Así, el pequeñín que en 2001 llegó a España midiendo 1,46 m, al cabo de cinco años de recibir dos inyecciones diarias de somatotropina había crecido 23 centímetros, una altura suficiente como para enfrentarse con los defensores más aguerridos del fútbol europeo y de llevar al Barça al primer lugar en la tabla de posiciones.
El caso de la hormona de crecimiento humano es un buen ejemplo, pero no el único, de lo que la ingeniería genética aplicada a la producción de fármacos puede lograr. Porque además de éste existe alrededor de un centenar de medicamentos producidos con la misma tecnología de recombinación genética que han permitido disponer de las mismas sustancias que elabora el organismo pero producidas en gran escala. Algo que con los métodos habituales de síntesis química es imposible de lograr.
El primer biofármaco (o medicamento biológico) apareció en 1982. Era la insulina recombinante humana, producida en las instalaciones del laboratorio Eli Lilly, en Indianápolis, Estados Unidos.
El desafío no resultó simple: el gen de la insulina humana fue introducido en una bacteria que produjo la misma sustancia que elabora el páncreas, y esto benefició enormemente a millones de diabéticos de todo el mundo.
“Sí, los biológicos fueron una auténtica revolución en la medicina –dice el licenciado Alberto Díaz, profesor de Biotecnología y Sociedad de la Universidad Nacional de Quilmes y gerente de Inis Biotech, de la Fundación Leloir–. Y esto, básicamente, porque fue posible contar con proteínas humanas en cantidades industriales y seguras, libres de contaminantes.” Hasta la existencia de estos fármacos, recuerda Díaz, la hormona de crecimiento humano se obtenía de la hipófisis de cadáveres, pero esto ocasionaba riesgos. “En la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires se extraía la hormona de esta forma y se la entregaba gratuitamente a pacientes del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez –recuerda–, pero en determinado momento se la asoció con la posibilidad de que hubiera generado enfermedades neurológicas por posible contaminación y, aunque más tarde esta hipótesis fue desechada, la hormona extractiva dejó de usarse.”
Hasta que apareció la somatotropina obtenida por ingeniería genética, fueron muchos los niños con déficit que se quedaron sin acceso a tratamiento médico. Por eso, cuando comenzaron a surgir los nuevos biológicos, algunos sintieron que se había logrado lo imposible. “Hay muchas enfermedades que se producen por fallas en la información genética y causan déficit en alguna proteína –dice el doctor Andrés Bercovich, gerente de desarrollo tecnológico de Bio Sidus–. Este es el caso de la hormona de crecimiento, que si falta puede producir, entre otras cosas, enanismo. Cuando pudieron ser manipuladas sustancias vivas, pasando información genética de una especie a otra, se estuvo en condiciones de obtener las mismas proteínas que el organismo produce. Por su tamaño y complejidad, los medicamentos biológicos sólo pueden ser producidos a partir de seres vivos: una levadura, una bacteria, una célula. Sí, en este sentido y figurativamente, la Escherichia coli puede ser considerada «paridora» de la hormona de crecimiento humano… En el caso de otras moléculas más complejas, como la de la eritropoyetina humana, las funciones de una bacteria no alcanzan para fabricarla; entonces, se utiliza una célula de mamífero, que está más «equipada»...”
Desde hace algunos años, Bio Sidus lleva adelante una línea de investigación pionera en el mundo: la producción de animales transgénicos.
En agosto de 2002 nació Pampa, la primera ternera clonada y transgénica de América latina, que vino al mundo con el mismo método que permitió obtener a la oveja Dolly, pero en este caso con “yapa”: el gen de la hormona de crecimiento humano incorporado, de modo tal que toda vez que sus células mamarias sean estimuladas, cada litro de su leche contendrá 7 gramos de la preciada sustancia en cuestión.
Después de Pampa vinieron otras terneras por clonación y transgénicas, y en diciembre de 2004 llegó Pampero, el primer ternero macho transgénico del mundo, una subclonación de la ternera transgénica original, con su misma característica, es decir, la hormona de crecimiento humano impresa en cada una de sus células. “La clonación es un método ineficiente y caro para obtener animales –agregó Bercovich–. Por eso se hiperestimuló a Pampa y a otras terneras, se obtuvieron embriones y nacieron varios animales, la mitad de ellos con el gen de interés. Ahora hay machos transgénicos para inseminar hembras y obtener animales productores de la hormona.”
El producto que buscan no es una quimera: ya existe. “Está en etapa regulatoria y aún no llegó al mercado”, aclara Bercovich. Pero llegará. Y dicen que con lo que produce una sola vaca habría hormona de crecimiento para los 1500 chicos que hoy la necesitan en la Argentina.
Más datos: correo@creciendo.org.ar
• El caso de Lionel Messi, que creció 23 centímetros con inyecciones de hormona de crecimiento humano, popularizó un tema casi desconocido para la mayoría: medicamentos biológicos, grandes proteínas obtenidas por técnicas de ingeniería genética que compensan sustancias cuya falta o disminución pueden causar enfermedades. Dicen que el futuro de la medicina estará sellado por estas terapias
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La hormona de crecimiento fue la salvación de Messi cuando era un futbolista de categoría infantil... pero puede haber firmado también su sentencia.
Ayer, se hizo oficial que el barcelonista estará seis semanas de baja, tras confirmarse que sufre una rotura en el tercio proximal del bíceps femoral de la pierna izquierda, según el comunicado médico ofrecido por el club. Messi se perderá los partidos de cuartos de final de la Liga de Campeones, el 2 y el 9 de abril.
El delantero argentino, que se administró inyecciones de hormona de crecimiento durante años, está sufriendo un cuadro de lesiones de repetición en la cara posterior de un muslo. Los médicos del Barcelona están muy preocupados por su historial médico de problemas musculares en los dos últimos años y ven con cautela su futuro deportivo.
El doctor Josep Borrell, ex-jefe de los servicios médicos del Barcelona, declaró ayer a Público que los problemas musculares de Messi están relacionados con sus antecedentes de tratamiento hormonal. "El hecho de haberse tratado con hormona de crecimiento en el pasado le ha generado dificultades de tensión muscular. Esto facilita las roturas. El músculo está sometido a mucha tensión, es demasiado corto y necesita curaciones completas".
Borrell considera que la prevención de las lesiones musculares tiene que ser especialmente cuidadosa. "Messi se lesionó el martes porque la rotura anterior no estaba consolidada. Su bíceps femoral está muy castigado y por eso sufra recaídas. Ahora, deberá descansar mes y medio".
En opinión del doctor Borrell, Messi deberá pasar por el quirófano en algún momento para la recuperación total de sus músculos. "A largo plazo, yo no veo problemas. Si se trata las lesiones de forma adecuada, no tiene por qué sufrir tantas recaídas. Lo esencial es que las recuperaciones sean muy buenas, muy bien planificadas, y en algún momento habrá que decidir si se opera porque se pueden eliminar zonas de fibrosis".
Difícil recuperación
En opinión del doctor Juan Manuel Alonso, jefe médico de la Federación Internacional de Atletismo, los problemas musculares son especialmente difíciles de tratar. "Yo no creo que Messi se haya precipitado en su vuelta a la competición tras su lesión anterior ni que los médicos del Barcelona hayan actuado mal. Lo que sucede es que en las lesiones musculares, la recuperación no es perfecta. Son lesiones muy complicadas y suele haber recaídas por dos razones: mal calentamiento y fatiga o sobrecarga".
El doctor Alonso considera que, en el caso de Messi, es necesario descartar otras patologías que puedan estar manifestándose con síntomas en el muslo. "En muchos casos, existe descompensación con el cuádriceps (el músculo de la cara anterior del muslo), patología de espalda o problemas pélvicos".

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